Dir: Christopher Nolan
¿Que por qué hasta ahorita?
Es una larga historia que involucra demasiadas estupideces de mi parte... En realidad no tiene mucha importancia.
En fin... hablemos de The Dark Knight.
Sin duda, la mejor película del año, en tantos sentidos que, incluso a usted, estimado lector, si resulta ser neófito en estos asuntos, le parecerá ridículo lo que estoy a punto de enunciar:
Lo que hace a The Dark Knight una película enorme no tiene que ver con el renombre que tiene Batman como personaje o con el hecho de que se trata de la última película que habrá de filmar uno de sus protagonistas. Tampoco lo es el hecho de ser la primera cinta filmada en formato IMAX (por lo cual, resulta ser el formato en el que mejor se disfruta).
Lo que hace enorme a la cinta es más bien la trama que la guía, la tensión entre los personajes, etc. En resumen, podemos decir lo siguiente sin caer en el viejo truco de contar la trama:
The Dark Knight combina los mejores elementos de las cintas épicas y de los thrillers psicológicos e, incluso, ha llegado a superar a su predecesora (Batman Begins) en este sentido. Obviamente queda muy por encima de los ensayos de Tim Burton sobre el personaje, convirtiendose en el nuevo modelo a seguir, en el nuevo rostro y emblema de Batman, incluso mucho más reconocible que su versión en cómic que, hasta el momento, era la que marcaba la pauta. El tratamiento de Nolan a la historia es mucho más al estilo de Martin Scorcese que al estilo de las grandes producciones hollywoodenses, se trata de una lucha entre el bien y el mal, pero olvidando por completo el esquema fantasioso que rige a las películas de superhéroes.
El tratamiento de los personajes deja al erudito del noveno arte babeando por horas enteras. Se trata de un tributo honesto a la relación que enmarca a la triada que vemos hoy en pantalla. Batman-Joker-Harvey Dent forman un triángulo (¿podemos llamarle enemistoso?) que genera una tensión muy especial. Por supuesto, Nolan es un experto en el manejo de estas tensiones entre personajes desde Memento, una de sus mejores cintas.
La música de Hans Zimmer es excepcional y su manejo a lo largo de las 2 horas 30 minutos de película es impresionante. En verdad hay momentos en los que un simple sonido blanco sostenido por unos minutos convierte una escena aparentemente sencilla en un verdadero tormento para la tranquilidad mental. Épica por momentos, sencilla en todo sentido y completamente acorde con la ocasión.
La actuación de todos los involucrados es destacable. Al final es Batman (encarnado nuevamente por Christian Bale) el personaje que menos nos debe tener interesados (eso ya lo hizo en la precuela). El personaje de Alfred gana protagonismo y Michael Caine se luce en su papel. Morgan Freeman es simple pero eficaz, como siempre. Aaron Eckhart realiza un trabajo estupendo y, obviamente es Heath Ledger quien se lleva las palmas al final (en la función a la que fui primero, literalmente le aplaudimos en más de una ocasión), aunque eso, no se confundan, no tiene absolutamente nada que ver con lo que le pasó.
No digo más acerca de la cinta por temor a resultar tendencioso, pero sí me atrevo a decir que se lleva de calle a Iron Man y a Hulk... a ver si los de Marvel aprenden a hacer películas más serias, en lugar de churros para niños que los nerds terminan odiando.
¿Que por qué hasta ahorita?
Es una larga historia que involucra demasiadas estupideces de mi parte... En realidad no tiene mucha importancia.
En fin... hablemos de The Dark Knight.
Sin duda, la mejor película del año, en tantos sentidos que, incluso a usted, estimado lector, si resulta ser neófito en estos asuntos, le parecerá ridículo lo que estoy a punto de enunciar:
Lo que hace a The Dark Knight una película enorme no tiene que ver con el renombre que tiene Batman como personaje o con el hecho de que se trata de la última película que habrá de filmar uno de sus protagonistas. Tampoco lo es el hecho de ser la primera cinta filmada en formato IMAX (por lo cual, resulta ser el formato en el que mejor se disfruta).
Lo que hace enorme a la cinta es más bien la trama que la guía, la tensión entre los personajes, etc. En resumen, podemos decir lo siguiente sin caer en el viejo truco de contar la trama:
The Dark Knight combina los mejores elementos de las cintas épicas y de los thrillers psicológicos e, incluso, ha llegado a superar a su predecesora (Batman Begins) en este sentido. Obviamente queda muy por encima de los ensayos de Tim Burton sobre el personaje, convirtiendose en el nuevo modelo a seguir, en el nuevo rostro y emblema de Batman, incluso mucho más reconocible que su versión en cómic que, hasta el momento, era la que marcaba la pauta. El tratamiento de Nolan a la historia es mucho más al estilo de Martin Scorcese que al estilo de las grandes producciones hollywoodenses, se trata de una lucha entre el bien y el mal, pero olvidando por completo el esquema fantasioso que rige a las películas de superhéroes.
El tratamiento de los personajes deja al erudito del noveno arte babeando por horas enteras. Se trata de un tributo honesto a la relación que enmarca a la triada que vemos hoy en pantalla. Batman-Joker-Harvey Dent forman un triángulo (¿podemos llamarle enemistoso?) que genera una tensión muy especial. Por supuesto, Nolan es un experto en el manejo de estas tensiones entre personajes desde Memento, una de sus mejores cintas.
La música de Hans Zimmer es excepcional y su manejo a lo largo de las 2 horas 30 minutos de película es impresionante. En verdad hay momentos en los que un simple sonido blanco sostenido por unos minutos convierte una escena aparentemente sencilla en un verdadero tormento para la tranquilidad mental. Épica por momentos, sencilla en todo sentido y completamente acorde con la ocasión.
La actuación de todos los involucrados es destacable. Al final es Batman (encarnado nuevamente por Christian Bale) el personaje que menos nos debe tener interesados (eso ya lo hizo en la precuela). El personaje de Alfred gana protagonismo y Michael Caine se luce en su papel. Morgan Freeman es simple pero eficaz, como siempre. Aaron Eckhart realiza un trabajo estupendo y, obviamente es Heath Ledger quien se lleva las palmas al final (en la función a la que fui primero, literalmente le aplaudimos en más de una ocasión), aunque eso, no se confundan, no tiene absolutamente nada que ver con lo que le pasó.
No digo más acerca de la cinta por temor a resultar tendencioso, pero sí me atrevo a decir que se lleva de calle a Iron Man y a Hulk... a ver si los de Marvel aprenden a hacer películas más serias, en lugar de churros para niños que los nerds terminan odiando.