18.10.10

Corona Capital Fest / 16-10-2010 / Curva 4 Autódromo Hnos. Rodríguez, Ciudad de México


A veces las cosas no son como las esperas. Eso puede generar en ti una tremenda desilusión. Un sentimiento de vacío tan profundo que se convierte en algo doloroso y que daña no solo a ti mismo, sino a los demás.

Sin embargo, el que las cosas no sean como las esperas también puede generar una grata sorpresa. Esa sensación inconfundible de que presenciaste algo importante, de que viviste un momento singular.

El sábado por la tarde/noche me tocó vivir un poco de ambos. Como en todo buen festival, no pude ver tocar a todas las bandas que se presentaron (tampoco era mi objetivo), pero pude presenciar algunos momentos grandiosos aderezados con un poco de esa desilusión de la que les hablaba.

Alcanzamos a ver a White Lies. No fue de mi agrado.

Regina Spektor cumple, su show, sin embargo, me parece que es más adecuado para un lugar con menos gente. Aún así, siguen gustándome sus canciones y su ritmito que hace que se agite poquito mi cabeza.

Sé que Echo and the Bunnymen es una leyenda y que su influencia es demasiado amplia en bandas habidas y por haber. De cualquier modo, solamente me gusta una canción suya... no pueden culparme por mis gustos.

James fue uno de esos momentos sorprendentes. Su acto estuvo plagado de buenos e impresionantes momentos (sin mencionar que también estuvo plagado de fallas de sonido). Honestamente, jamás había dedicado mi tiempo a su música, pero creo que una revaloración de la misma sería pertinente dadas las circunstancia. Como bien dijo mi acompañante: una presentación con un nivel altísimo de pasión.

Interpol tiene una horda enorme de seguidores. No pudimos acercarnos lo suficiente para verlos tocar, aunque los escuchamos desde el escenario principal. Su presentación es buena, aunque, honestamente, creo que la falta de cambios de ritmo en su música no ayuda mucho a que sus presentaciones se mantengan interesantes sin estar pensando en ¿cuándo tocarán la de Slow Hands?

Y... hablando de cambios de ritmo... los Pixies. Leyendas vivientes del rock. Seres capaces de crear música exquisitamente ruidosa. Como era de esperarse (con esto volvemos al inicio de esta reseña y completamos al Ouroboros que se devora a sí mismo), tocaron todos sus éxitos (aunque yo terminé esperando Cactus, pero ni modo). Su desempeño en el escenario y su actitud ante su audiencia es una verdadera muestra de respeto hacia quien paga el boleto. El buen humor de Kim Deal es siempre bien recibido.

Momentos bellos de la noche: Sit Down y Say Something de James; Where is my mind, Gigantic y Vamos de los Pixies; C'mere de Interpol y la magistral Blue Lips de Regina Spektor. Mucho talento, muchas fallas de audio y logística. Sorpresas y decepciones.

4.10.10

Everybody's happy...


... y está bien que estén contentos... En serio, creo que es válido estar contento, disfrutar la vida, toda esa onda "new wave" con la que no estoy muy de acuerdo pero que puedo entender y respetar.

Lo que no es válido es estar contento cuando todo a tu alrededor apunta a que no estés contento: Si tu trabajo es un mal trabajo que te hace sentir miserable, usado, engañado o, simplemente, explotado... y tu te sientes contento con ello, definitivamente hay algo mal en ti.

El estar contento no es lo mismo que estar ajeno a todo lo que sucede. Estar contento no es sonreir y echar una carcajadita tonta cuando las cosas van mal, cuando la cagamos o cuando alguien más la caga sobre nosotros.

Estar contento bajo esas circunstancias es no solo absurdo (lo cual está bien si eres un personaje de caricaturas que se la pasa haciendo pendejadas complementadas por una expresión idiota que hace que todo parezca estar perfectamente justificado), sino también inhumano en el sentido de que es algo que va directamente en contra de lo que es mejor para uno mismo.

Les dejo un ejemplo "a lo macro" para que ustedes lo analicen a "lo micro" en su propia vida:

La "fiesta" del bicentenario de la Independencia de México (que, como suelo decir, ni es bicentenario, ni es independencia, ni es de México) fue disfrutada por una cantidad ridícula de personas (tan ridícula que ni siquiera me voy a tomar la molestia de investigar exactamente cuantos son) que gozaron con el desfile, los conciertos, los fuegos artificiales, el monigote del zócalo (tanto el que tocó la campana como el que levantaron de no sé cuantos metros de altura), etc. La gente estaba "contenta". ¿Qué pasaba mientras eso sucedía? ¿Qué pasó antes? ¿Qué pasó después? ¿Acaso las circunstancias de vida en México son tan bellas y agradables que podemos disfrutar de lo lindo como se gastan unos cuantos millones de dólares en -por qué no decirlo- puras pendejadas? Los conductores sonreían y soltaban una risita tonta o una carcajada absurda. Las personas que entrevistaban decían cualquier pendejada en pantalla y sonreían. Estaban "contentos" todos.

Que bueno por todos. JA JA JA