17.3.09

Kraftwerk/Radiohead, 15-03-2009, Foro Sol, Ciudad de México


Las grandes bandas y artistas siempre generan polémica. Diversos puntos de vista convergen en ellos debido al alcance que tienen para llegar al público de todo tipo. Así, surgen los denominados "fans de ocasión".

Mucho se ha hablado acerca de los fans de ocasión, especialmente con el regreso de Radiohead a México después de haber atravesado el inframundo que es el éxito de ventas. Que si los verdaderos fans van al nivel pista, que si los verdaderos fans llegan dos días antes con casa de campaña, que si los verdaderos fans van disfrazados de leon o con diademas de orejas de oso diabólico...

Lo que a veces se olvida es que Radiohead genera música. La música es para ser escuchada, sentida, interpretada (en el sentido, claro, de entender algo con ella). No tiene caso ir, pararse en medio del Foro Sol, medio cantar las canciones que medio te sabes y no sentir nada además de "la emoción de estar ahí"...

Yo estuve ahí. Escuché, sentí e interpreté la música que estaba en mis oídos en ese momento (incluso, le entendí mejor al mensaje de canciones que no me gustaban como House of Cards y Videotape). Viví un concierto significativo no por quienes estaban en el escenario, sino por quien estaba frente a él.

Kraftwerk fue una agradable sorpresa. No tenía idea... muchos de los que me rodeaban no sabían de quién se trataba, lo cual me pareció injusto, considerando que son una banda legendaria en su nicho. Un gran espectáculo audiovisual (sin superar a Nine Inch Nails en ese sentido), aunque sus canciones no conectaron del todo con el público presente (supongo, en parte, porque nadie tenía ni puta idea de quienes eran). Su punto más alto: The Model. Con esa se ganaron a todos porque seguro la reconocieron de algún lado.

Radiohead cumple al ofrecer una cantidad ridícula de macanazos de todas sus etapas (excepto, afortunadamente, del Pablo Honey). Clásicos como My Iron Lung y Just entrelazandose con hits como No Surprises y Paranoid Android. Se aventaron todo el disco In Rainbows (algo agradable, sin duda, puesto que se trata de el segundo album favorito de la banda para este reseñista) y rolones como Lucky (que ahora sí me hizo chillar), There There (a la que le hizo falta más poder en la batería) y Pyramid Song.

Un punto en contra de Radiohead y a favor de quien va a disfrutar de la música es la falta de elementos visuales durante la presentación. Las pantallas muestran imágenes de la banda tocando bajo distintas tonalidades y unas lámparas colgantes proveen cierto dinamismo al escenario, es todo. Eso permite que uno, mientras escucha la canción en turno, pueda voltear a ver a su acompañante y bailar bajo la sombra de 55 mil personas presentes al ritmo sobrio y elegante de House of Cards.

2 comentarios:

pRiNcE rUiZ dijo...

HoLaP TiO!!! EsTa PäDrE La ReZeÑa PrO IO HubIeRa mEnCiOnAdO A LoZ NaKiZiMoZ De VenTaz k GrItAbAn IeVen La PlAiErA dE estOs wEEiEz oZea k oZo pRo bNO zalU2 xIaU

Anónimo dijo...

De acuerdo, la única alternativa para quienes no somos seguidores de radiohead, porque no conocemos todas sus canciones, o que no tenermos ni puta idea de quién son kraftwerk, es sentir la música.