Inglorious Basterds
Dir. Quentin Tarantino
No voy a ser objetivo en este comentario... y realmente no me interesa serlo. ¡Es Quentin Tarantino quien dirige! ¿Qué voy a hacer, decir que es mala? Jamás.
Pero no se trata solo de que sea fan o no. He escuchado comentarios de personas que nunca habían visto una cinta de Tarantino antes (la persona que amablemente me acompañó es una de ellas) y que les gustó mucho.
Para quien haya visto una cinta de Tarantino antes, saben a qué atenerse: escenas que a veces rayan en lo incómodo, humor negro, diálogos más que ingeniosos (en este aspecto es donde tiene su principal virtud la cinta) y, por supuesto, montones de referencias (y autoreferencias).
La trama nos sitúa en la Francia ocupada por los Nazis y nos pasea por campiñas, teatros, restaurantes lujosos, tugurios, entre otros escenarios, todos con una personalidad propia, un sentimiento particular que genera cada color, cada textura. Conforme la trama avanza, nos envuelve en una historia de venganza como solo Tarantino podría contarla. Si bien la historia principal es aquella de los Bastardos, lo que sucede alrededor de ella se convierte poco a poco en detonante para generar un clímax explosivo.
Las actuaciones son magníficas (hasta Brad Pitt encuentra un lugar ideal para su actitud charlatana y desenfadada característica al ser dirigido por Tarantino por primera vez). Los diálogos se alimentan mucho de esas actuaciones y... bueno... sabrán a los pocos minutos de iniciada la cinta quién es el personaje que se sitúa al centro de la historia.
La música, no se diga. Como siempre, un soundtrack excelente, característico de Tarantino, mezclando influencias, sentimientos, imágenes y sonidos como si fuera una ensaladera gigante. El resultado se sabe fresco como una ensalada césar.
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