Faith No More Sol Invictus
Reclamation Records / Ipecac, 2015
Bandas como Faith No More son siempre una bocanada de aire fresco, puesto que nunca se encuentran confinadas a las estructuras rígidas de ningún género musical. En cambio, estas bandas son su propio género.
El caso de Sol Invictus no es distinto. El nuevo álbum de la banda, después de un "descanso" de 12 años (sus integrantes han estado ocupados en numerosos proyectos alternos), nos muestra a una banda poderosa y que se siente sin ataduras. Sabemos que FNM siempre mantiene ese sonido épico en sus composiciones, pero en esta ocasión suena mucho más monstruoso y ominoso que antes. Basta escuchar canciones como Sol Invictus, Superhero, Separation Anxiety, Rise of the Fall o Motherfucker para sentir el poder aplastante de las guitarras de Jon Hudson y las vocales mutantes de Mike Patton, así como el poderío rítmico de Billy Gould y Mike Bordin. Algo curioso y que le otorga una presencia muy particular a las piezas es el omnipresente piano de Roddy Bottum que convierte cada canción en una obra soberbia.
Es una verdadera lástima que parece ser que su gira latinoamericana no incluirá alguna fecha en la Ciudad de México...
Entre melodías pop, estructuras curiosas y sonidos que parecen provenientes de diversos lugares e influencias, Blur nos presenta su primer álbum con todos sus integrantes originales desde el 13 de 1999. Quizá esto no significaría mucho en el caso de otras bandas, pero en el caso de Blur, hace una diferencia impresionante. Uno de los aspectos más notorios a lo largo del álbum es la madurez de sus integrantes como artistas y que se refleja en una cohesión muy particular de elementos y sonidos.
La banda, habiendo tenido un receso de 12 años desde su Think Tank, parece querer retomar el sonido de sus trabajos de los finales de los noventas en términos de continuidad musical hacia un rock más cerebral y encaminado, alejado de las estructuras pop cuadradas y formuláticas de sus inicios, pero sin volverse hacia un paraje oscuro y estéril como en algunos momentos se llegaba a escuchar en su álbum anterior.
En The Magic Whip, Damon Albarn suena más en su sitio que nunca, probablemente producto de sus años trabajando en Gorillaz y en sus proyectos solistas. La guitarra de Graham Coxon se escucha esplendorosa en todas las piezas, un testimonio de que la banda necesitaba esa soltura y movilidad que permea sus cuerdas y que, por primera vez retoman en 16 años.
Las canciones en sí son una colección muy interesante y nada complaciente: My Terracotta Heart es bella y emotiva, Thought I Was A Spaceman es espacial (duh), There Are Too Many Of Us es épica y contundente, con un filo oscuro muy interesante; Go Out es rock angular, cronometrado, casi maquinal, pero muy disfrutable; Ghost Ship es un rayo de sol en una tarde nublada; Pyongyang es el punto más oscuro del álbum y aún así se siente refrescante y alentadora.
Hacer canciones pop sin sonar aburridos es lo que Blur hace y da gusto saber que aún después de tanto tiempo son capaces de entregar algo a la altura.
Por alguna razón, My Morning Jacket siempre me hace pensar en la naturaleza. Sus trabajos no pertenecen precisamente a un sonido "campirano", aunque sí cuentan con ciertos elementos que nos llevan a pensar en prados tranquilos y bosques nocturnos iluminados por las estrellas. La mayor naturalidad de la banda viene, sin embargo, de su honestidad. En su música no se escuchan poses ni estatutos a lo "rockstar". Sus integrantes, para quienes hemos podido verlos en vivo, no tienen la facha de ser las grandes estrellas indie que el mundo parece esperar que sean. Su música no se alimenta tanto de la escena indie como lo hace, por ejemplo, del legado psicodélico, folk y progresivo de finales de los 60s e inicios de los 70s.
En The Waterfall, esta tendencia hacia el sonido casi espacial continúa, ofreciendo 10 piezas emocionantes e inspiradoras por igual. En él hay un poco del sonido de sus álbumes anteriores, por lo que esto podría tomarse como una continuación del mismo camino, mas no una repetición de lo que ya hemos escuchado antes.
Sus canciones suenan a esperanza y a movimiento, como el batir de las alas de un ave. Al mismo tiempo hay momentos tranquilos en los que el álbum planea sobre nubes blancas como en Like A River, Get The Point y la que seguro será muy menospreciada Only Memories Remain; luego llegan los momentos de volar alto, hacia el espacio en canciones como Spring (Among The Living), Tropics (Erase Traces), Big Decisions y la maravillosa In Its Infancy (The Waterfall).
Un trabajo sólido de una de las mejores bandas de rock estadounidenses de la actualidad. Muy recomendable.
Imaginen lo siguiente leído en la voz esa que anuncia los conciertos de OCESA:
"Una banda que, con sus 40 años de carrera artística, ha superado todos los géneros".
Aburrido, es como suena.
Y aburrido es todo lo que Wire NO es.
En efecto, esta banda seminal del art-punk y del post-punk cumple 40 años de carrera y NO lo hace festejando con sus grandes éxitos. Este es un álbum homónimo de música nueva, fresca e innovadora. La banda ha, efectivamente, superado todos los géneros con los que se le identificaba y ofrece una colección de temas que se mueven sinuosamente entre el punk y el pop. Y todo con un delicado toque de humor negro en sus letras.
Mientras bandas de hace 10 o más años se dedican a tocar melancólicamente sus éxitos pasados, Wire pone sus miras en el presente y el futuro. Aprovechando el involucramiento más profundo de su nuevo guitarrista Matthew Simms, Collin Newman y compañía llevan su agrupación a la vanguardia sin perder eso que los hacía interesantes hace 40 años.
Muy recomendables todos los tracks del álbum, especialmente Split Your Ends, Blogging y Harpooned, que fueron de mis favoritas.
Una de las partes más difíciles de escribir una reseña es encontrar la manera de ser objetivo en lo que escribes. Eso es especialmente importante si estás escribiendo una reseña en estos días en donde, para el momento en el que sea publicada, habrá otros millones de reseñas disponibles en montones de sitios distintos (algunas incluso de menos de 140 caracteres).
Así, me enfrento ante la imposibilidad de ser objetivo al expresar mi opinión sobre la nueva película de Mad Max. En vez de expresar datos duros para parecer que estoy siendo objetivo en este escrito, voy a hacer lo contrario:
Fury Road es una actualización de la segunda entrega de la serie, viniendo a reemplazar los sucesos de aquella Mad Max 2 de 1981. Si bien la actualización no era del todo necesaria en términos de historia y desarrollo de los personajes, sí era muy necesaria y está muy bien agradecida por la mayor parte de la audiencia en términos de acción y efectos especiales.
No se confundan, Fury Road es una película de acción, quizá la más grande que he visto hasta el momento. Este comentario no es gratuito y, de nuevo, debo entrar aún más en terrenos subjetivos para probar mi punto.
Mi papá era fan de las películas de acción y mis hermanos y yo, creciendo en un hogar sin televisión por cable, nos desvivíamos viendo las películas que pasaban en canal 5 (de la Ciudad de México). Crecí entre Duro de Matar, Terminator, Mad Max y un larguísimo etcétera. Ellos fueron mis primeros héroes antes de que me empezara a convertir en un entusiasta de los cómics.
Todos sabemos que las películas de Duro de Matar y Terminator han tenido que claudicar ante la censura y lo pusilánime con tal de ganar mejores lugares en taquilla (también sabemos que eso les ha servido de poco). Lo primero que viene a la mente con la mención de un remake o de una nueva entrega de una cinta clásica de acción es la frase "seguro va a estar del asco".
Curiosamente, con Mad Max pasa lo contrario. George Miller no solo es capaz de entregar una historia y una cinta a la altura de sus clásicos, sino que las actualiza a los tiempos modernos, dándonos una obra maestra del género.
Esta no es una cinta que haga concesiones, no se trata de una cinta fácil (en el sentido de que es difícil abrir lo suficiente los ojos y los oídos para captar todo lo que sucede) ni difícil (en el sentido de que es fácil seguir la historia que está pasando en la pantalla y relacionarse con los personajes y sus situaciones). Dan ganas de gritar al verla, dan ganas de reír. A momentos dan ganas de abrazar a alguien y luego dan ganas de ponerle unos putazos. Así son las películas de acción. Es por lo que nos subimos a las montañas rusas en primer lugar.