Las expectativas son algo curioso. La mayoria de las veces, lo único que logran es nublar nuestra percepción, burlar nuestros sentidos.Asistir a un concierto con altas expectativas es una apuesta bastante atrevida. En casi todos los casos, es algo que no vale la pena...
No soy fan ni de Korn, ni de Black Label Society ni del trabajo como solista de Ozzy Osbourne (soy fan de Black Sabbath, pero pues... Ozzy Osbourne no es Black Sabbath), pero sé reconocer la importancia de éste último en la cultura popular.
La verdad no llegué a ver a Black Label Society (ni dejé de dormir o comer por ello, je), pero pude checar las habilidades guitarrísticas de Zack Wylde. Ver a Korn realmente no era lo que iba a hacer mi noche, pero creo que su sonido ha mejorado bastante en algunos sentidos (me agradó mucho la manera en la que finalizaban las canciones y agregaban nuevos arreglos).
El set de Ozzy comenzó con una serie de imágenes en las que aparece entremezclado con momentos e íconos de la cultura popular actual (la película de Borat, la serie de Lost, etc.), lo cual es, a la vez, un ejemplo perfecto de lo importante que es y de lo ridículo que puede resultar.
Esto, debo reconocer, fue de cierta manera simbólico, puesto que, una vez que el señor (que a pesar de ser más jóven que mi papá se ve mucho más viejo) se apoderó del escenario, fácilmente dejó atrás la ridiculez a la que nos tiene acostumbrados y ofreció un buen recital.
Obviamente, Iron Man, Paranoid y War Pigs fueron los momentos de la noche para mí (aunque también estuvo muy buena la canción con la que abrió y su clásico Crazy Train) y me dejaron un excelente sabor de boca.
No ha sido el mejor de los conciertos a los que he ido (el trono lo siguen conservando los Easy Star All-Stars y Marilyn Manson), pero prueba mi punto respecto a que uno puede salir sorprendido si se asiste a un evento sin muchas expectativas... No me queda más que preguntarme cómo se aplica eso a la vida diaria...
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