22.4.07

Revolution #7


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La Revolución Mexicana de 1910 es, muy probablemente, el momento histórico, político y social más importante que ha vivido éste país. El cambio de régimen, el cambio en las estructuras sociales y económicas, etc.

Sin embargo, el mayor producto del pensamiento revolucionario se dió a nivel cultural. Surgieron, así, muralistas, novelistas, compositores y demás que aprovecharon el enriquecimiento de la imaginación colectiva gracias al regreso (muy velado, claro está) de las voces indígenas y rurales, a las imágenes socialistas y a otras expresiones que no tenían cabida bajo el régimen de Porfirio Díaz.

Ésta explosión de la cultura continuó por algunos años, pero, en realidad, todos los régimenes tienen sus temas prohibidos y el arte y la cultura van empujando ésos límites tanto como se puede. Las expresiones nuevas no eran bien vistas en un México que se encontraba cerrado (los míticos tiempos previos a la globalización). En los 60's, siguiendo el buen ejemplo de McCarthy en Estados Unidos, el gobierno mexicano calificaba de comunista y de traidor a la patria a todo aquel que divulgara o ejerciera actos que iban en contra de las "buenas costumbres". El linchamiento de unos estudiantes en un pueblo llamado Canoa y la masacre del 2 de octubre son consecuencias directas de ése pensamiento cerrado.

La globalización (que de ninguna manera está bien vista por el que firma éste pequeño texto) trajo consigo los ecos de la modernidad, primero desde el norte y luego de sidamérica, Europa, Asia, África y el lejano Oriente.

Para el año 2000, México se alimentaba de la cultura exterior. Eramos exportadores de milenios de cultura maya que no sabíamos entender ni utilizar (y hasta la fecha no sabemos), pero estábamos ávidos de cine americano y francés, de literatura sudamericana, de música cubana, etc.

Entonces vino la alternancia. El "cambio" prometido no se dió del todo. Se suponía que abandonábamos el régimen totalitario del PRI para entrar a la "era de la democracia". Algunos hablaron, incluso, de una nueva revolución mexicana, una no violenta, el primer cambio de régimen pacífico de nuestra historia.

Pero, si recordamos nuestra definición de la palabra REVOLUCIÓN, recordaremos que un cambio necesita ser drástico, radical, para ser revolucionario. El cambio de régimen se ha notado poco fuera del terreno político que... la verdad, no nos interesa mucho. Las estructuras sociales y económicas siguen siendo prácticamente las mismas, aunque algunos expertos digan que se han visto cambios graduales en ellas.

Siguen habiendo desigualdades e injusticias, sobretodo con los legítimos dueños de éste país: los infígenas. Las mismas se vienen arrastrando desde hace siglos y, lamentablemente, no parecen tener una solución próxima.

Y todo ésto viene a que un grupo de periodistas se quejaban de que, tras la alternancia, no se haya dado el mismo cambio cultural que se dió en la Revolución de 1910. Yo no estoy de acuerdo con ellos, yo creo que sí se dió una revolución cultural gracias al "nuevo" gobierno del PAN.

El problema es que se trata de una revolución (digamos) inversa. El cambio radical en las estructuras de la cultura mexicana se dió, no para apoyarla, difundirla o exportarla, sino para privatizarla, mediatizarla y, la parte más brillante del asunto, NULIFICARLA.

Se preguntará, estimado lector, "¿de qué demonios está hablando éste?". Hablo, por supuesto, de la infame Ley Televisa. Hablo de la era de la telenovela y del reality show. Hablo de la megabiblioteca que construyeron en el sexenio pasado y que tuvieron que cerrar porque no cumplía con las normas de seguridad. Hablo de que casi no hay teatro y el poco que hay es estelarizado por Adal Ramones o Daniela Romo. Hablo de la brevedad y simpleza de la mayoría de las exposiciones que se presentan aquí y allá. Hablo de los precios estratosféricos para los boletos de cualquier evento. Hablo de los discos en $200 y de los DVDs en $300 ó más (y, por supuesto, hablo del auge de la piratería como consecuencia de ésto). Hablo de la desaparición de CNI Canal 40 y del incierto futuro de Canal 11 y Canal 22 (los dos canales "culturales" que aún sobreviven en televisión abierta). Hablo de que Niurka sea un personaje mucho más identificable que Juan José Arreola. Hablo del FIDECINE y de sus dos "flamantes" producciones: Guadalupe y Cañitas. Hablo del cine de arte y cine independiente que jamás llega a las salas de nuestro país...

No todo está perdido, las ideas aún están ahí, pero las personas necesitamos recuperar ésa imaginación que se nos perdió en los últimos 100 años (o quizás más). Hay diversas expresiones y movimientos que aún se encuentran subterráneos, pero no tarda la mano mediatizadora en convertirlos en moda pasajera, en nulificarlos para olvidarlos poco después.

La onda rave, el hip hop, el graffitti, el indie, etc. Al principio nadie los pela, luego llega Televisa y lo hace "light", lo hace "para toda la familia", lo nulifica, lo vende y luego busca otra cosa que vender. Ahí tenían a Panda y a toda ésa "escena emo": al principio nadie sabía de ellos, los hicieron pegar, nos bombardearon con sus canciones, los pusieron de moda y, pronto habrán de desaparecer al igual que muchos otros antes que ellos.

¿En respuesta? Hay bandas que voltean al pasado, hay cineastas que miran hacia el exterior (y al interior de sí mismos), hay escritores que observan en sí mismos el retrato del mundo, hay periodistas que ponen el dedo en la llaga (y muchos son ejecutados por ello), hay pintores que ven un futuro en el presente y hay personas en espera de que todo suceda.

¿Será ésto el preámbulo de una nueva revolución cultural en México? Sólo el tiempo lo dirá.

A continuación: Descartes a Kant, una banda de Guadalajara que recién voy descubriendo, pero que, según la opinión de éste humilde ser vivo, tienen un futuro muy prometedor... pronto una reseña de su disco.

MP3: Descartes a Kant - E Frigia Pop

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que visión la tuya tan impresionante de la realidad actual de nuestro México, me hizo recordar tanto y padecer más… Una vez más extraordinarias letras! Y quizás, la verdadera revolución, lo que haya que cambiar no es el mundo, sino solo nuestro propio concepto, a veces, primitivo de la realidad… no lo sé…

Fragmento: Alejandro Jodorowsky

No me gusta la gente que acumula datos inútiles y se crea conductas postizas, plagiadas de personalidades importantes..
No me gusta la gente cuya mente no sabe descansar en silencio cuyo corazón critica a los otros sin cesar, cuyo sexo vive insatisfecho cuyo cuerpo se intoxica sin saber agradecer estar vivo,
No me gusta la gente que por amarras infantiles a mentiras las convierte en supersticiones
No me gusta que la religión este en manos de hombres que desprecian a las mujeres
No me gusta el arte que diviniza el ombligo de quien lo practica
Me gusta enfrentar voluntariamente mi sufrimiento con el objeto de expandir mi consciencia…

Marco L. Hernández dijo...

Gracias por las bellas palabras. Es obvio que no pretendemos con lo que escribimos cambiar al mundo, puesto que es una labor demasiado egocèntrica para mi gusto.

Màs bien queremos crear lo que, con tu ayuda, hemos logrado: una retroalimentaciòn, una sucesiòn de ideas ùnicas que tienen como finalidad la simple expresiòn... no como mera postura polìtica, ni como algo que està de moda, sino para hacernos ver a nosotros mismos que aùn somos humanos y tenemos derecho a sentir: a encabronarnos, a reirnos, a llorar...