Clásicos del cine de culto: Natural Born Killers

Natural Born Killers

Dir: Oliver Stone

Warner Bros, 1994

¿Está la violencia escrita en nuestro código genético o es algo que obtenemos a lo largo de nuestras vidas? ¿Es acaso parte de nuestro destino?

"Destino". Una palabra difícil. Algo en lo que no todos creen. A algunos les gusta pensar que tienen un control absoluto sobre su vida, que no hay un libro escrito en el que todos tenemos un papel.

Para Mickey y Mallory Knox, los dos personajes principales de la película (interpretados por Woody Harrelson y Juliette Lewis, respectivamente), el destino es la fuerza más grande que existe. Gracias a él, se encontraron el uno al otro por primera vez, se enamoraron y comenzaron una serie de asesinatos que los convirtió en la pareja más famosa de Estados Unidos. Fue el destino (y su amor) lo que los mantuvo unidos en las circunstancias más difíciles y lo que los reunió cuando sus enemigos los separaron.

¿Cursi? Para nada, sólo trataba de explicar el trasfondo de la historia, la médula espinal de una historia muy violenta. La forma no lo es todo, uno también debe ver el fondo, el contenido.

El anterior es uno de los mensajes de la película, pero el más importante es la fuerte crítica que hace a la prensa amarillista estadounidense. Tengan en cuenta que la película se estrenó hace 12 años y que hoy en día tiene absoluta validez. En la película, dos asesinos en masa se convierten en las más grandes estrellas del país, como en la realidad de nuestros días, la gente con menos talento y más disposición para la estupidez se convierten en "celebridades".

Mucha gente critica a Natural Born Killers porque enaltece a un par de asesinos y los pone en calidad de héroes, pero éso es lo que sucede normalmente. Charles Manson es uno de los personajes más importantes de la historia de Estados Unidos, junto con Bundy, Gacy, Ramirez y Berkowitz. Aquí en México hace poco pusieron en calidad de héroes a un trío de pescadores idiotas que se perdieron en el mar, ¿cuál es la diferencia?

La película es una sátira, es algo que no se debe de olvidar. En ningún momento tiene la intensión de ser un documental. Es una fantasía (como debe ser el cine, si me lo preguntan), es una ridiculización de la realidad. Con un guión de Quentin Tarantino y la dirección de Oliver Stone, además, es una ridiculización excelente.

Todos los excesos, la utilización de tantos estilos distintos (muchos de los cuales, lamentablemente, ya no se ven en las películas), la sangre, la violencia, la sátira, todo funciona al final porque detrás del caos hay un mensaje: el amor redime, no importa lo que el destino tenga preparado para ti, el amor te puede llevar al infierno y, aferrándote a él como lo hicieron los dos personajes de la película, puede sacarte vivo de allí.

"¿Está la violencia escrita en nuestro código genético o es algo que obtenemos a lo largo de nuestras vidas?" En una pregunta que queda en el aire para que cada uno la contestemos de acuerdo a nuestras propias experiencias. ¿Acaso Marco Hernández será capaz de asesinar a alguien?, ¿alguna vez Fulanito sintió la necesidad de apretar sus manos alrededor del cuello de Menganito?, ¿no será que Sutanito está planeando cómo deshacerse de un par de cientos de personas en una convención de cómics?...