Sicko
Dir: Michael Moore
Dog Eat Dog, 2007
En abril de este mismo año comencé a trabajar. Como parte de las prestaciones que me ofrecía el instituto, pasé a formar parte de los asegurados por el ISSSTE (Instituto de Salud y Seguridad Social para los Trabajadores del Estado). Ya antes había estado inscrito en el IMSS (Instuto Mexicano del Seguro Social, no confundir con el IMS) cuando trabajaba para una franquicia de una cadena de comida rápida gringa. Mi padre también está afiliado al ISSSTE desde hace más de 30 años, lo cual implica que mi madre también es beneficiaria, lo mismo que yo y mis hermanos, pero solo hasta la edad de 18 años.
Afortunadamente, solo he necesitado (hablo de verdadera necesidad, no de un simple resfriado) de los servicios de salud mexicanos una sola vez. Yo no me encontraba asegurado en ése momento, por lo que me tuve que trasladar a la admisión de urgencias de un hospital del IMSS en el que me atendieron bastante bien (gracias a ellos aún tengo algo a lo que le puedo llamar nariz). Mis hermanas y hermanos también han hecho uso de estos servicios de emergencia en diversos momentos de su vida, en algunos casos ha sido bajo la protección de estar asegurado, pero no siempre ha sido así.
Resulta que estos servicios son gratuitos. Es natural pensarlo: si tienes una emergencia, lo que menos te debe preocupar es cuánto te va a costar que te regresen la nariz a su lugar para que puedas volver a respirar o cuánto cuesta cada puntada en la cabeza. De igual manera, si necesitas una operación del corazón, una mastografía o alguna otra situación, si estás asegurado, el servicio es gratuito...
Ahora, el servicio es "gratuito", entre comillas, porque uno tiene que pagar una determinada cuota por él, la cual se descuenta automáticamente en el sueldo o salario. La suma es mínima para lo que conlleva realmente y es proporcional a lo que uno gana... Aún así, hay gente que se queja por tener que pagar para que otros reciban los beneficios (ojalá que a ellos nunca les pase nada... ¡no es cierto! JAJAJAJAJA)...
Por otro lado, las condiciones y servicios de los hospitales y clínicas no son de primera; no esperen entrar a un hospital de ISSSTE y que lo atiendan a uno enseguida. Las cosas son así por la demanda que tienen. Mi padre estaba programado para una operación en los ojos, pero ésta es posible únicamente hasta julio del próximo año (la ibamos a programar desde febrero, para que hagan el cálculo). También cabe mencionar que existe mucha negligencia entre determinados médicos y enfermeras en la triada de la seguridad social mexicana (la Secretaría de Salud era la institución que nos faltaba mencionar), por lo que el servicio tiene una pésima fama...
¿Cuál es la opción?
Por supuesto, existen servicios de salud y hospitales privados que ofrecen una mejor opción para quienes pueden pagarla. Algunas empresas los ofrecen a sus trabajadores como parte de sus prestaciones y los bancos ofrecen seguros de gastos médicos que los cubren.
Aquí es donde entramos en materia: Michael Moore (reconocido documentalista creador de Bowling for Columbine y Fahrenheit 9/11), nos ofrece una visión oscura y terrible de la situación de los servicios de salud en Estamos Hundidos (perdón, Estados Sumidos... err... perdón... ustedes saben). En él, podemos constatar lo que sucede en un país que no cuenta con algo parecido a la seguridad social (solo con los servicios privados) y lo pone en contraste con Canadá, Inglaterra y Francia (otros países desarrollados en los que sí existe el sistema de seguridad social y funciona eficientemente). El momento más emotivo de la cinta llega cuando la comparación se hace con un país en "vías de desarrollo". No les diré cual para no arruinarles la película, pero no se preocupen, no es México.
Si no les cuento mucho de la película es porque me interesa que la vean (si logro que vean todas las de Michael Moore, habré hecho mi labor en esta Tierra). Yo no he viajado nunca al gabacho (ni a ningún otro país, si a ésas vamos), pero lo interesante de las cintas de Moore no es tanto ver qué es lo que le pasa el vecino del norte, sino evaluar y analizar lo que nos podría pasar a nosotros considerando que los intereses económicos y políticos mexicanos están cada vez más interesados en que este país se parezca más y más a aquél...
Dir: Michael Moore
Dog Eat Dog, 2007
En abril de este mismo año comencé a trabajar. Como parte de las prestaciones que me ofrecía el instituto, pasé a formar parte de los asegurados por el ISSSTE (Instituto de Salud y Seguridad Social para los Trabajadores del Estado). Ya antes había estado inscrito en el IMSS (Instuto Mexicano del Seguro Social, no confundir con el IMS) cuando trabajaba para una franquicia de una cadena de comida rápida gringa. Mi padre también está afiliado al ISSSTE desde hace más de 30 años, lo cual implica que mi madre también es beneficiaria, lo mismo que yo y mis hermanos, pero solo hasta la edad de 18 años.
Afortunadamente, solo he necesitado (hablo de verdadera necesidad, no de un simple resfriado) de los servicios de salud mexicanos una sola vez. Yo no me encontraba asegurado en ése momento, por lo que me tuve que trasladar a la admisión de urgencias de un hospital del IMSS en el que me atendieron bastante bien (gracias a ellos aún tengo algo a lo que le puedo llamar nariz). Mis hermanas y hermanos también han hecho uso de estos servicios de emergencia en diversos momentos de su vida, en algunos casos ha sido bajo la protección de estar asegurado, pero no siempre ha sido así.
Resulta que estos servicios son gratuitos. Es natural pensarlo: si tienes una emergencia, lo que menos te debe preocupar es cuánto te va a costar que te regresen la nariz a su lugar para que puedas volver a respirar o cuánto cuesta cada puntada en la cabeza. De igual manera, si necesitas una operación del corazón, una mastografía o alguna otra situación, si estás asegurado, el servicio es gratuito...
Ahora, el servicio es "gratuito", entre comillas, porque uno tiene que pagar una determinada cuota por él, la cual se descuenta automáticamente en el sueldo o salario. La suma es mínima para lo que conlleva realmente y es proporcional a lo que uno gana... Aún así, hay gente que se queja por tener que pagar para que otros reciban los beneficios (ojalá que a ellos nunca les pase nada... ¡no es cierto! JAJAJAJAJA)...
Por otro lado, las condiciones y servicios de los hospitales y clínicas no son de primera; no esperen entrar a un hospital de ISSSTE y que lo atiendan a uno enseguida. Las cosas son así por la demanda que tienen. Mi padre estaba programado para una operación en los ojos, pero ésta es posible únicamente hasta julio del próximo año (la ibamos a programar desde febrero, para que hagan el cálculo). También cabe mencionar que existe mucha negligencia entre determinados médicos y enfermeras en la triada de la seguridad social mexicana (la Secretaría de Salud era la institución que nos faltaba mencionar), por lo que el servicio tiene una pésima fama...
¿Cuál es la opción?
Por supuesto, existen servicios de salud y hospitales privados que ofrecen una mejor opción para quienes pueden pagarla. Algunas empresas los ofrecen a sus trabajadores como parte de sus prestaciones y los bancos ofrecen seguros de gastos médicos que los cubren.
Aquí es donde entramos en materia: Michael Moore (reconocido documentalista creador de Bowling for Columbine y Fahrenheit 9/11), nos ofrece una visión oscura y terrible de la situación de los servicios de salud en Estamos Hundidos (perdón, Estados Sumidos... err... perdón... ustedes saben). En él, podemos constatar lo que sucede en un país que no cuenta con algo parecido a la seguridad social (solo con los servicios privados) y lo pone en contraste con Canadá, Inglaterra y Francia (otros países desarrollados en los que sí existe el sistema de seguridad social y funciona eficientemente). El momento más emotivo de la cinta llega cuando la comparación se hace con un país en "vías de desarrollo". No les diré cual para no arruinarles la película, pero no se preocupen, no es México.
Si no les cuento mucho de la película es porque me interesa que la vean (si logro que vean todas las de Michael Moore, habré hecho mi labor en esta Tierra). Yo no he viajado nunca al gabacho (ni a ningún otro país, si a ésas vamos), pero lo interesante de las cintas de Moore no es tanto ver qué es lo que le pasa el vecino del norte, sino evaluar y analizar lo que nos podría pasar a nosotros considerando que los intereses económicos y políticos mexicanos están cada vez más interesados en que este país se parezca más y más a aquél...
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