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Última entrega de esta serie de ensayos sobre las diversas revoluciones y el pensamiento revolucionario... A todo ésto, creo que no hemos tomado muy en cuenta este último punto.
Si recordamos nuestra definición de revolución, decíamos que se trataba de un cambio radical en las formas a cualquier nivel. Por lo que, podríamos decir que el pensamiento revolucionario es: cualquier forma de pensamiento que rompa con los paradigmas y las formas actuales o que conlleve al individuo a tomar acciones que rompan con las mismas.
Por supuesto, recordamos que decíamos que una revolución podía darse a cualquier nivel (y de hecho hemos tratado de demostrar que se han dado revoluciones en casi todos los estratos y momentos de la vida humana). Ésto, desde luego, no hubiese sido posible sin la participación de esas personas cuyo pensamiento nos ha llevado a tomar caminos distintos.
Pero no es necesario que usted, amable lector, invente una revolucionaria forma de comer o de ir al baño o que derroque al actual líder de su comité vecinal (o del país si a ésas vamos), para tener un pensamiento revolucionario. Siendo que éste se puede dar a todos los niveles y estratos, lo más probable es que usted ya tenga pensamientos revolucionarios sin darse cuenta.
Obviamente uno comienza revolucionando lo que le sucede en su vida cotidiana, al interior de su familia o de su grupo de trabajo. Nuevas reglas, o bien, nuevas maneras de hacer las cosas quizás sean una revolución que usted inculcó en su hogar u oficina. A veces ni siquiera es necesario cambiar a las personas que nos rodean, sino cambiarnos a nosotros mismos.
Alguien me habló alguna vez de la plasticidad del alma. En resúmen, se trataba de que, si algo de lo que eras no estaba bien, no había pretexto para no cambiarlo. No se valía el clásico "es que así soy yo", sino que, si algo andaba mal con uno mismo, era obligatorio y necesario hacer unos cambios.
Si causar una revolución individual es algo difícil, causar una revolución a mayor escala se va complicando cada vez más. Lo ideal es empezar desde uno y desde abajo. Ir cambiando poco a poco a las cosas y a las personas que nos rodean, permitiendo que ellas cambien, a su vez, a otras personas. El pensamiento revolucionario es mucho como una gota que cae en un lago tranquilo y que va causando ondas cada vez más grandes.
A veces un pequeño cambio en la forma de pensar repercute de manera definitiva en la personalidad y, por tanto, en la forma en la que uno se relaciona con los demás y los demás se relacionan con uno y con otros. Dicen, por ello, que las revoluciones psicológicas a las que está sometido el ser humano comienzan en la adolescencia: la edad en la que todo niño comienza a darse cuenta (o a pensar solamente) que no está del todo de acuerdo con lo que dicen su familia y sus maestros. Es la edad de la punzada, de la rebeldía, cuando uno quiere comerse al mundo de un bocado y los cambios fisiológicos se acompañan de cambios en la manera de pensar y en la personalidad.
Durante los años siguientes, la persona comienza a experimentar aún más cambios en todos los aspectos mencionados debido, mayormente, a su exposición a otras formas de pensamiento durante la etapa formativa y, más tarde, a su inclusión en el mundo laboral.
"Ser jóven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica" dice el subtítulo de este blog. Cuánta razón tiene... Realmente uno deja de interesarse en cambiar las cosas el día en el que uno comienza a morir...
Hablando de ser jóven, los dejamos con unos tracks acerca de ser jóven, rebelde y con ganas de mentarle su madre al que pase por enfrente a cualquier hora... Cada uno desde un punto de vista muy distinto. Disfrútenlos.
MP3: Ryan Adams - To Be Young (Is To Be Sad, Is To Be High)
MP3: David Bowie - Rebel Rebel (Reality Version)
MP3: The Flaming Lips - Free Radicals (Live)
Última entrega de esta serie de ensayos sobre las diversas revoluciones y el pensamiento revolucionario... A todo ésto, creo que no hemos tomado muy en cuenta este último punto.
Si recordamos nuestra definición de revolución, decíamos que se trataba de un cambio radical en las formas a cualquier nivel. Por lo que, podríamos decir que el pensamiento revolucionario es: cualquier forma de pensamiento que rompa con los paradigmas y las formas actuales o que conlleve al individuo a tomar acciones que rompan con las mismas.
Por supuesto, recordamos que decíamos que una revolución podía darse a cualquier nivel (y de hecho hemos tratado de demostrar que se han dado revoluciones en casi todos los estratos y momentos de la vida humana). Ésto, desde luego, no hubiese sido posible sin la participación de esas personas cuyo pensamiento nos ha llevado a tomar caminos distintos.
Pero no es necesario que usted, amable lector, invente una revolucionaria forma de comer o de ir al baño o que derroque al actual líder de su comité vecinal (o del país si a ésas vamos), para tener un pensamiento revolucionario. Siendo que éste se puede dar a todos los niveles y estratos, lo más probable es que usted ya tenga pensamientos revolucionarios sin darse cuenta.
Obviamente uno comienza revolucionando lo que le sucede en su vida cotidiana, al interior de su familia o de su grupo de trabajo. Nuevas reglas, o bien, nuevas maneras de hacer las cosas quizás sean una revolución que usted inculcó en su hogar u oficina. A veces ni siquiera es necesario cambiar a las personas que nos rodean, sino cambiarnos a nosotros mismos.
Alguien me habló alguna vez de la plasticidad del alma. En resúmen, se trataba de que, si algo de lo que eras no estaba bien, no había pretexto para no cambiarlo. No se valía el clásico "es que así soy yo", sino que, si algo andaba mal con uno mismo, era obligatorio y necesario hacer unos cambios.
Si causar una revolución individual es algo difícil, causar una revolución a mayor escala se va complicando cada vez más. Lo ideal es empezar desde uno y desde abajo. Ir cambiando poco a poco a las cosas y a las personas que nos rodean, permitiendo que ellas cambien, a su vez, a otras personas. El pensamiento revolucionario es mucho como una gota que cae en un lago tranquilo y que va causando ondas cada vez más grandes.
A veces un pequeño cambio en la forma de pensar repercute de manera definitiva en la personalidad y, por tanto, en la forma en la que uno se relaciona con los demás y los demás se relacionan con uno y con otros. Dicen, por ello, que las revoluciones psicológicas a las que está sometido el ser humano comienzan en la adolescencia: la edad en la que todo niño comienza a darse cuenta (o a pensar solamente) que no está del todo de acuerdo con lo que dicen su familia y sus maestros. Es la edad de la punzada, de la rebeldía, cuando uno quiere comerse al mundo de un bocado y los cambios fisiológicos se acompañan de cambios en la manera de pensar y en la personalidad.
Durante los años siguientes, la persona comienza a experimentar aún más cambios en todos los aspectos mencionados debido, mayormente, a su exposición a otras formas de pensamiento durante la etapa formativa y, más tarde, a su inclusión en el mundo laboral.
"Ser jóven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica" dice el subtítulo de este blog. Cuánta razón tiene... Realmente uno deja de interesarse en cambiar las cosas el día en el que uno comienza a morir...
Hablando de ser jóven, los dejamos con unos tracks acerca de ser jóven, rebelde y con ganas de mentarle su madre al que pase por enfrente a cualquier hora... Cada uno desde un punto de vista muy distinto. Disfrútenlos.
MP3: Ryan Adams - To Be Young (Is To Be Sad, Is To Be High)
MP3: David Bowie - Rebel Rebel (Reality Version)
MP3: The Flaming Lips - Free Radicals (Live)
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