24.7.06

Cosas de nerds (parte 2 de 10)


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Mi hermana dice que todos coleccionamos algo. No importa qué, simplemente lo hacemos.

Por ejemplo, uno de mis hermanos colecciona herramientas, otro colecciona artesanías hechas en talavera, una de mis hermanas colecciona prendedores para el cabello y bolsas de mano, otra colecciona lo que sea que les guste a sus amigos en turno y la otra colecciona lo que se le ocurra. Yo, por otro lado, colecciono música, así como alguna vez intenté coleccionar cómics y tarjetas de colección (valga la redundancia).

Desafortunadamente, coleccionar artículos de cualquier tipo sale caro, muy caro. Obviamente hay algunas colecciones que valen mucho más dinero que otras, pero es seguro que todas valen algo y le han costado algo al responsable de ellas.

Pero, ¿qué tiene que ver el ser coleccionista con ser nerd?

Como ya dijimos en el artículo anterior, ser nerd es ser obsesivo con algo, con lo que sea. Cuando alguien lleva el pasatiempo de coleccionar cosas a extremos obsesivos (en donde, por ejemplo, paga cantidades ridículas de dinero por un pedazo de cartón con un muñequito dibujado) y tiende a olvidar otras cosas que, se supone, son más importantes, fácilmente se le puede catalogar como nerd, ¿no creen?

Normalmente se considera que los nerds coleccionan tarjetas, figuras de acción o películas de ánime, por ejemplo. Sin embargo, es obvio que la obsesión de cada persona es diferente.

¿Qué lleva a una persona a coleccionar tarjetas de la colección del Hombre Araña o figuras de acción de la Guerra de las Galaxias o la colección completa de películas de George A. Romero? ¿Cómo se desencadena ésta necesidad y, más importante aún, cómo se termina?

Primero lo primero: La mayoría de los expertos coincide en que la obsesión por coleccionar objetos surge de la personalidad del individuo. De modo que existe una predisposición por parte de las personas a obsesionarse con determinados objetos con los que tiene contacto en algún momento.

Aún así, la personalidad del individuo sufre varios cambios a lo largo del tiempo. Uno puede entrar en contacto con un determinado objeto en un momento de su vida sin que éste desencadene dicha obsesión. Sin embargo, el contacto con ése mismo objeto en otra etapa psicológica del individuo bien podría generar una obsesión que tiene que ver con el momento que está viviendo (emocional, mental o socioculturalmente hablando).

Una vez que el individuo hace contacto con el objeto en cuestión, surge una necesidad antes inadvertida por poseerlo. Una vez que dicho objeto se posee (y dependiendo de la intensidad de la obsesión), surge la necesidad de obtener otros objetos similares pero que poseen distintas características que los hacen especiales (mejores o simplemente diferentes de los objetos que ya se poseen).

Veamos un ejemplo: Una persona obtiene un cómic de Batman, lo lee y se siente intrigado por la historia. Obtiene el siguiente número y lo lee y así sucesivamente hasta que la historia termine. Pero, ¿en verdad termina? En realidad la historia de Batman (no sólo el momento argumental que abarca dos o tres ediciones, sino la historia en general) nunca termina. De hecho, la historia de Batman tiene casi 60 años.

Es aquí donde vemos la forma en la que dicha obsesión se apodera del individuo, lo que nos permite entender un poco más a fondo lo que pasa por la mente de aquellos a quienes llamamos nerds. Cómo el simple gusto o agrado por un objeto se transforma en adoración e idolatría.

El porqué alguien se puede sentir identificado (y, por lo tanto, comenzar a obsesionarse) con la historia de Batman o de algún otro superhéroe será tema de otro artículo posterior. Por ahora, permítanme ilustrar mi punto con otro ejemplo:

En alguna ocasión, cuando aún no me gustaba lo suficiente la música como para gastar el dineral que gasto hoy en día en ella, un amigo me prestó un cassette. Me lo prestó porque dijo que ya lo había aburrido con la música clásica que antes escuchaba (que todos creen, me gustaba sólo para hacerme el interesante, pero no era así). En ése cassette venían muchos grupos que nunca acabaron de gustarme y uno que otro que hasta la fecha sigo escuchando de vez en cuando. Pero había una banda a la que nunca había oído antes y la canción que tocaban me resultaba enigmática, llamativa. La verdad, al principio, me daba algo de miedo. La escuchaba por las noches antes de irme a dormir y en serio que mejor la apagaba porque luego no podía dormir. Pronto comencé a acostumbrarme al sonido oscuro que rodeaba a la canción, encontré algún mensaje (no me pregunten cuál) en ella que cambió mi manera de pensar inadvertidamente.

Cuando le regresé el cassette a mi amigo, le pedí que me prestara un disco completo de dicha banda. Por un tiempo se negó, alegando que era demasiado oscuro y terrible para mí. Después de algo de insistencia, lo convencí y, sin poder esperar más, lo escuché de principio a fin.

Era aún más terrorífico (al menos en aquél momento de mi vida) escuchar el disco completo que la canción que venía en el cassette. Especialmente las últimas canciones en donde venían mensajes leídos al revés que se escuchaban bastante macabros.

El disco era el Antichrist Superstar, de Marilyn Manson. Pronto me cautivó, descubrí en él las verdades que quería escuchar en aquél punto de mi existencia y no pasó mucho tiempo antes de que decidiera que quería escuchar más de él.

Conseguí otros álbumes y me volví lo que se puede decir "fan" (que es como una forma refinada de decir nerd). La música de Marilyn Manson me llevó a descubrir a otras bandas. Pronto me topé con Nine Inch Nails, Smashing Pumpkins, Placebo, Café Tacvba, Radiohead, Pearl Jam, Nirvana, Depeche Mode, The White Stripes y un larguísimo etcétera. Más recientemente la música de mis bandas favoritas me ha llevado a descubrir a sus influencias, como los Pixies, Pink Floyd, David Bowie, My Blody Valentine, etc.

Así fue como sucedió, comenzó con una canción que me daba miedo escuchar por las noches y la obsesión me ha llevado a no sólo poseer todo (o casi todo) lo de mis bandas favoritas, sino también a coleccionar música de varios tipos. Mi colección abarca CD's, DVD's y MP3's de alrededor de 700 artistas y/o bandas y contando.

Ahora, en cuanto al cómo terminar con dicha obsesión, lo dejo a su criterio. Posiblemente cuando se completa la colección y ya no queda más que coleccionar. Sin embargo, en un mundo en el que las grandes corporaciones se aprovechan de la personalidad obsesiva-compulsiva de las personas, es casi imposible que alguien complete la colección de algo. Si, por ejemplo, usted colecciona los discos de Pink Floyd, no puede decir que su colección está completa hasta que tenga todos los discos en vinil, todos los CD's de edición especial de aniversario, todos los DVD's, los posters oficiales, las cajas de disco de edición limitada lanzados sólo en Inglaterra, etc.

Es triste, pero todo parecería indicar que la obsesión sólo termina con la muerte.

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