19.5.06

La sombra del guerrero


Durante la Segunda Guerra Mundial, el mundo occidental (incluído México, aunque en menor medida) estaba constantemente expuesto a la propaganda aliada. Los blancos principales de ésta propaganda eran Alemania, Italia y Japón, los 3 principales países del Eje. En todo tipo de formatos se podía ver la ridiculización de las costumbres y los habitantes de dichos países.

Japón era uno de los menos afectados por dicha propaganda. Era el país del que menos se preocupaban los aliados puesto que no representaban amenaza alguna para Inglaterra o Francia (dos potencias militares en aquél entonces). Sin embargo, el ataque a Pearl Harbor comprobó la eficacia del ejército japonés y la inminente amenaza a Estados Unidos.

La historia oficial dice que la bomba atómica fue desarrollada por Estados Unidos y que ésta representó el final de la guerra. Existe evidencia que sugiere que la bomba atómica fue creada en realidad por científicos alemanes. Al presentarle ésta arma al Fuhrer, éste pidió que los científicos responsables fueran presentados ante él para recibir un reconocimiento. Cuando se le explicó que los responsables eran judíos, Hitler enfureció y desechó por completo la idea de usar el arma y, con ella, sus posibilidades de ganar la guerra.

Estados Unidos secuestró (literalmente) a los científicos que trabajaron en la bomba y los puso a trabajar para mejorarla y tenerla lista para lanzarla. Para cuando la tuvieron lista, la guerra ya había terminado y todos pensaron que ya no habría necesidad de utilizarla.

Sin embargo, ¿qué mejor forma de demostrar poder militar que volando en mil pedazos una parte de Japón, aquellos que hacía tiempo los habían atacado?

Así, uno de los episodios más oscuros del siglo pasado se llevó a cabo. La bomba atómica cayó sobre Hiroshima y Nagasaki matando a miles de personas, inutilizando las tierras de cultivo por generaciones enteras y causando la mutación de los sobrevivientes y su descendencia... Un ataque cuyo pretexto era simple: el desquite.

Sin embargo, hay que poner en claro que el ataque suicida de los kamikazies japoneses era un ataque honorable que contrasta con el aniquilamiento de miles de personas en un acto cobarde que se dió incluso después de que Japón se hubiese rendido.

La historia de Estados Unidos está repleta de ejemplos parecidos de cobardía antes y después de ése momento, pero eso todos lo sabemos. Lo importante está en el otro lado.

Japón tuvo que lidiar con la derrota, la devastación (social, militar y económica) y la inestabilidad política al finalizar la guerra. Todo parecía indicar que jamás se recuperarían de un golpe tan terrible, pero la historia probaría lo contrario.

La cultura japonesa es una de las más ricas e interesantes del planeta. En Japón jamás hubo oscurantismo, como en Europa: Japón era la cultura más avanzada (científica y culturalmente hablando) desde la caída de Grecia y Roma. Mientras en Europa se prohibía el avance científico por considerarse blasfemia, en Japón los principales señores feudales eran los que utilizaban los conocimientos científicos de su época para obtener ventaja contra sus enemigos.

Un personaje muy importante en la cultura japonesa es el SAMURAI. El Samurai era el equivalente oriental de los caballeros occidentales. Eran los guerreros más fuertes y mejor entrenados, los más inteligentes, los que dirigían a un ejército en batallas campales. Pero, a diferencia de los caballeros medievales, los samurais eran guerreros que no peleaban por la gloria personal, ni por poder, sino por honor.

El honor es el elemento más importante de la cultura oriental (no sólo de la japonesa) incluso hoy en día. En el pasado, el samurai peleaba con honor, respetando a su enemigo, pues sabía que estaba frente a un adversario igual a él. Cuando un samurai perdía, su contrincante no tenía que matarlo, él mismo se quitaría la vida para morir con honor en vez de llevar una vida marcada por la derrota.

La cultura japonesa actual le debe mucho a ésa herencia cultural. El resurgimiento de Japón tras la Segunda Guerra Mundial se debe en gran parte a ése honor y a ésa disciplina que mostraban los guerreros samurais.

Sin embargo, creo que para que ésa herencia cultural estuviera en la mente de los japoneses durante la reconstrucción de su país, hubo un elemento importantísimo involucrado.

Estoy seguro que han escuchado el término NACIONALISMO. Hay muchas acepciones para la palabra, pero en el terreno del arte, se refiere a obras que reflejan la cultura y las costumbres únicas de una nación. De ahí que haya música nacionalista (como el Huapango de Moncayo), pintura nacionalista (como los murales de Siqueiros) y, consecuentemente, cine nacionalista.

El cine nacionalista japonés de los años 50 está representado (justamente) por el director Akira Kurosawa. Su obra se centra principalmente en la figura del samurai, pero no sólo como una figura combativa (como podría hacerlo a veces el cine hollywoodense), sino como una figura llena de sabiduría y de honor.

Las películas de Akira Kurosawa no están llenas de peleas sin sentido o de batallas campales que duran la mitad de la película. Las películas de Kurosawa son películas humanas, con caleidoscopios psicológicos representados por los distintos personajes y héroes imperfectos que a veces sólo se encuentran en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

Sinceramente considero que todas las películas de Kurosawa son buenas, pero hay cuatro que son tomadas como las más importantes por la crítica, y que, si desean adentrarse en su filmografía, son las que deberían ver primero.

La primera se llama "Los siete samurais". Una historia de honor, amor y valentía enmarcada en la época medieval japonesa. Un grupo de campesinos se ven asediados por un ejército de bandidos que roba sus cosechas y viola a sus mujeres. Al no tener más alternativa que pelear (no sobraba más comida ni suministros), los campesinos deciden "contratar" a un grupo de guerreros samurai para que los defienda. Al principio, los samurai creen que están trabajando por dinero, pero cuando se dan cuenta de que el pueblo no tiene para pagarles, comienza un conflicto entre los samurais que desean ayudar a los campesinos aún sin paga y los que creen que les están tomando el pelo. Ésta película inspiró a la realización de "Los siete magníficos", una western hollywoodense bastante bueno.

La segunda es "Johimbo". Se trata de la historia de un guerrero samurai que se encuentra en el lugar equivocado en el momento equivocado, al llegar a un pueblo asolado por las riñas entre unas familias rivales. En vez de tomar un lado y unirse a los matones de alguna de las familias, decide mantenerse neutral y ajeno a las riñas... hasta que algo lo hace cambiar de opinión. La película "Last Man Standing" (El último hombre de pie) está basada en ésta cinta. Mientras la versión de Kurosawa está ambientada en el Japón de finales del siglo XIX, la versión más reciente, con Bruce Willis y Christopher Walken, está ambientada en los Estados Unidos de los años 20's.

La tercera es "Kagemusha, la sombra del guerrero", su mayor producción histórica y que se encuentra enmarcada también en el Japón medieval. Es la historia de un campesino que reemplaza al emperador (debido a su tremendo parecido) después de que éste último muere durante una batalla. Éste cambio evita la invasión inminente de los usurpadores al poder, pero también representa un reto para los guerreros que saben del cambio, que protegen a toda costa el secreto.

La última es "Dreams", los sueños de Akira Kurosawa. Es precisamente eso, una colección de cortometrajes que Kurosawa realizó basándose en sueños que tuvo a lo largo de su vida. Si bien no se puede considerar a ésta película como una película histórica o nacionalista, si presenta muchos elementos de la cultura popular japonesa, ésta vez en forma de leyendas o mitos. Fue su mayor y última producción y representa un parteaguas en la forma de hacer cine.

Grandes directores de la actualidad son seguidores del trabajo de Kurosawa, incluyendo a Quentin Tarantino (la interrelación muy marcada entre sus personajes viene de los diálogos que presentaba Kurosawa en varias de sus películas), George Lucas (Star Wars está basada en las historias de los guerreros samurais), Steven Spielberg, Martin Scorsese y Stanley Kubrick.

Gracias a las enseñanzas de las historias de Kurosawa, los japoneses se vieron a sí mismos en contacto con una cultura milenaria que muchos otros países han olvidado. La sabiduría, el honor, la disciplina, fueron elementos clave para que Japón venciera sus limitaciones y surgiera como la potencia comercial y económica que ahora es.

Ni los constantes terremotos, ni la limitada extensión de sus tierras, ni la sobrepoblación, ni los problemas políticos que alguna vez sufrió pudieron evitar que salieran adelante y se convirtieran en líderes tecnológicos, perfeccionistas del videojuego, creadores del manga y el anime, exportadores de películas de terror y una cultura pacífica...

...y todo gracias al trabajo de un hombre que soñaba con Van Gogh, campos de duraznos y guerreros samurais...

Dedicado a la memoria de Akira Kurosawa.

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